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Aproximación primermundista
Foto H Wilke
The NOSE: algunos datos
“Larga y sostenida, la Nose es, sin duda alguna, una de las mejores escaladas en roca del mundo. Con certeza es la mejor conocida. Con una dificultad de 5.9 y C1, esta ruta es tecnicamente sencilla, pero no te engañes: La Nose, como todas las rutas del Capitán es inmensa, expuesta y aterradora” Chris McNamara en “Yosemite Big Walls” Segunda Edicion. 

Historia
El primer ascenso es obra de la tenacidad y “berraquera”de Warren Harding, quien a lo largo de 45 días en la pared repartidos en 18 meses, reclutó a varios y distintos compañeros que lo siguieron en esta gran aventura.

En aquella época, antes de que existieran los friends, los stoppers, las cuerdas de nylon y la mayor parte de la parafernalia que usamos hoy en día, Harding fijó trabajosamente metro a metro sus cuerdas de cáñamo, avanzando lentamente de pitón en pitón.En la Stoveleg Crack recurrió a la poco ortodoxa técnica de introducir patas de estufas en las anchas grietas. Una y otra vez, ascendió por medio de nudos prusiks las cuerdas expuestas a las inclemencias del clima, del viento y del paso del tiempo. Su compañero de aventura, Wally Reed, casi cae al vacío al comenzar a ascender una cuerda que se cortó sin preaviso…

El 10 de Noviembre de 1958, después de resistir una tormenta, el equipo se encontró con una sección lisa y desplomada de roca que los separaba de la ansiada cumbre. Al dia siguiente, con una provisión fresca de bolts, Harding buriló (obviamente a mano!) desde el atardecer hasta el amanecer la increíble cantidad de 28 bolts sin parar!! A las 6 de la mañana alcanzó la anhelada cumbre, exhausto y triunfante, rodeado de hordas de amigos y medios periodísticos (muy a lo gringo).
El término “escalada imposible” no volvería a ser usado a partir de ese día con tanta facilidad.
En 1960, Royal Robbins, Tom Frost, Chuck Pratt y Joe Fichten lograron el segundo ascenso de la Nose y demostraron que un big wall de estas características podía ser escalado en forma continua, sin fijar cuerdas.

Jim Bridwell, Jhon Long y Billy Westbay fueron los primeros en escalar esta vía en un día (15 horas), dando el puntapié inicial a la escalada de velocidad de grandes paredes.

En 1981, Ray Jardine (inventor de nuestros queridos FRIENDS!) fue el primero en intentar en serio escalar esta vía en libre, lo que finalmente logro la súper escaladora Lynn Hill en 1993. Como simples mortales pensaríamos que esto no se podía mejorar, pero Lynn lo haría: al año siguiente escaló de nuevo en libre la Nose y lo hizo en el día!! (23 horas). Mientras nos encontrábamos en Yosemite, Tommy Caldwell escribió otra página en la historia del Cap, al lograr el segundo ascenso en libre de la Nose....

Dificultad
Hay varias formas de intentar esta vía, dependiendo de lo que seamos capaces de jalar en libre en esas condiciones:
5.13+ ó 5.8 y C2.
C2 es escalada artifcial moderada sin el uso de martillo, con posibilidades de volar, en caso de fallar un emplazamiento, entre 2 y 10 metros.
Además, La Nose es un grado VI, esto significa, según McNamara, que se trata de una vía de Big Wall de las más largas, que le llevará a la mayoría de las cordadas mínimo dos días y hasta varios más. Grado VII, el máximo de esta escala, sólo encontraremos en áreas remotas, donde las escaladas llevarán unos 10 días de extremo sufrimiento en una pared inmensa con clima extremo (Torres del Trango, Isla de Baffin, etc)


Un mar de granito verrical: EL CAP
Foto J.C. Franco

Equipo
Además de las cintas, mosquetones, cuerdas, equipo de ascención por cuerdas y petateo, se recomienda llevar los siguientes empotradores:
Dos juegos de stoppers.
Un juego de Offsets.
Un juego de microstoppers (steel nuts).
Friends: tres de cada uno de .5 a 1¨
dos ó tres de cada uno de 1.5 a 3.5¨
uno de 4.5¨
 

¨Mientras martillaba el ultimo bolt y me asomaba sobre la rimaya, no me quedaba claro quien era el conquistador y quien el conquistado: recuerdo que el Cap se veía en una condición mucho mejor a la mía¨ Warren Harding

Relato de una Escalada
Por Juan Carlos Franco*

Aunque se que lo que voy a escribir a continuación será de interés para muy pocos, ha sido esta la aventura mas emocionante que yo haya experimentado.

Llegue en los primeros días de octubre a Yosemite National Park, California E.U, con la intención y la esperanza de escalar una Gran Pared; Ya conocía el lugar, había estado allí dos veces antes y había tenido el privilegio de admirar ese valle majestuoso, custodiado por esas moles de roca granítica gigantescas que se proyectan hacia arriba completamente verticales desde el suelo del valle, logrando superar en sus cimas los mil metros de altura y que por supuesto, no dejan de sorprender a nadie quien tenga la fortuna de visitar el lugar.


H. Wilke en las Stoveleg Cracks,
largo 12, The Nose

Foto J.C. Franco

Esta vez iba con Hernán Wilke, un gran amigo y escalador con experiencia en grandes paredes y con quien supuse haríamos una buena cordada. Desde que llegamos al parque las cosas nos salieron bien, encontramos algunos amigos de Colombia y durante la primera semana estuvimos relajados, disfrutando del lugar y del clima inmejorable que estaba haciendo; en pleno otoño aunque los días son cortos y puede haber fuertes tormentas eléctricas, predominan los cielos azules, las noches estrelladas, y hay una ausencia increíble de nubes. Así que nos dimos unas buenas escaladas vacacionales. Escalamos rutas en paredes de roca, que aunque demandan buena atención, y tienen cierto grado de exposición a una caída seria, no eran de muy alta dificultad técnica y además no superaban los 400 metros de altura, lo que significaba poder volver a la noche al campamento, disfrutar de una buena comida y de un buen descanso nocturno.

Juan Carlos y Hernán en
el Camp VI (largo 21),
felices antes de la tormenta…

Foto J.C. Franco
El lunes en la mañana, siete días después de haber aterrizado en San Francisco, cinco días después de estar en Yosemite y una vez revisado el análisis metereológico que pronosticaba buen clima durante los 6 días siguientes decidimos montarnos en una Gran Pared. Teníamos varias opciones teniendo en cuenta las dificultades técnicas que encontraríamos en el camino pero siempre en primer lugar estaba “The Nose” la vía mas famosa y representativa de El Capitán, que a su vez es la formación mas grande y expuesta del valle con aproximadamente mil metros de ascenso vertical, Esa pared que nos llevaría unos cinco días de trabajo, se había convertido en mi obsesión durante los últimos meses, o años.
La verdad hace tiempo venia pensando en una estrategia que pudiera ser factible para que alguien como Yo, que no soy un superdeportista ni un escalador superdotado lograra superar semejante reto. Así que investigué en algunos libros y por Internet y descubrí datos que me aclararon como debía intentar hacerlo, y de que pasaría si fracasaba en el intento. Escalaríamos la vía, en un tiempo prudente, 4 días con tres noches, con los elementos indispensables para Gran Pared, que aunque nos haría portear significativamente mas peso, serian salvadores en caso de una repentina tormenta de agua o de nieve.
En caso de tener que bajar de la pared por algún accidente o por tormenta o por cualquier otra razón, debería usar la líneas de Rapeles ubicada a lo largo de la ruta y que de cierta forma dan un poco de tranquilidad al respecto, pero debo aclarar, que en Gran Pared, la línea de descenso después de los 500 metros de altura es casi tan complicada y miedosa como la del ascenso y por eso no es realmente muy considerada (salvo en caso de ocurrir imprevistos o accidentes).
Asi que esa misma mañana del lunes alistamos el equipo: el petate con el agua repartida en varias botellas plásticas y calculando dos litros y medio diarios por persona para un total de 20 litros, las cuerdas, el portaledge, los sacos de dormir, el aislante, la comida, los friends, los stoppers, los off sets, los guantes, la ropa de tormenta, la estufa, el poop tube, las cámaras de fotos, y nos fuimos a la base después del medio día. Una de las ventajas que ofrece The Nose, es que la aproximación es sumamente fácil, y después de haber parqueado el auto en la carretera principal, solo hay que caminar unos 15 minutos antes de encontrarse con el muro sólido y levemente inclinado que tiene por base.Allí, buscamos un lugar en donde fijar nuestro petate a unos 5 o 6 metros de altura sobre la roca para que quedara fuera del alcance de los osos que seguramente, de haberlo alcanzado, no dudarían en darse un festín con la comida que llevábamos para nuestra escalada. Una vez hecha esta tarea, proseguimos a fijar los cuatro primeros largos de la pared; serian las dos de la tarde y ya nos habían advertido que al hacer una vía muy concurrida seguramente nos encontraríamos con otras cordadas en el camino lo cual podría dificultar y entorpecer un poco las labores de ambos, tanto de ellos como de nosotros.

En la cumbre del Cap
Foto J.C.Franco
Efectivamente había una cordada en el primer largo, eran dos hermanos de Montana, rápidos y ágiles escaladores que muy amablemente y la verdad aun no entiendo por que nos cedieron el turno que ya ellos habían ganado en la vía y nos dejaron ir adelante (creo que Hernán los convenció diciéndoles que nosotros al ir sin el petate escalaríamos mas rápido que ellos), y ahí rápidamente la pared comenzó a calibrarnos; el primer largo eran 60 metros de escalada en un grado que seguramente haciendo un buen esfuerzo podríamos pasar en libre, pero nos dimos cuenta muy rápido de que la ayuda de la escalada artificial seria indispensable para superar ciertos tramos que considerábamos dentro de nuestro nivel. Así que seguidos muy de cerca por los hermanos de Montana fuimos ascendiendo poco a poco pasos de seria dificultad. Esto apenas comenzaba y la pared, en su única parte inclinada levemente a favor, ya nos mostraba que no iba a ser una labor sencilla. En la segunda estación, comenzando el tercer largo, a unos ciento y pico de metros de altura, tuvimos nuestro único encuentro incomodo con personas en la pared. No fue incomodo en si por las personas, sino realmente por la incomodidad del lugar, estábamos en una estación colgante de dos bolts, de la cual por cosas del destino terminamos colgando en un momento 6 personas!, esto porque una pareja que escalaba encima de nosotros decidió bajarse y no lograron alcanzar la vía de Rapel, así que descendieron directo por donde veníamos escalando nosotros y en ese momento todo estuvo bastante estancado pues nadie podía trabajar cómodamente y supongo que eso desespero sobretodo a nuestros amigos de Montana que una vez solucionado el atolladero, decidieron bajar también y empezar mejor temprano al día siguiente.
Asi que a eso de las cinco estábamos solos en el cuarto largo de la vía escalando uno a uno, así que ese me toco a mi, y yo bien principiante en escalada artificial, me encontré con un C2+, un largo en el que toda mi destreza y habilidad poniendo seguros en fisuras fueron puestas a prueba; en un momento en travesía, debí utilizar un copper-head, que ya había sido emplazado por otro, y al cual le habían caído estallando su guaya y que de alguna forma logre anudar a una cinta para poder pararme en el y progresar para así emplazar el siguiente seguro; fue una maniobra bien espeluznante, en la cual si hubiera fallado me hubiera generado una buena caída en péndulo que mas de una lombriz me hubiera matado!.

En fin, una tarde llena de aventura y al final, ya estábamos donde queríamos, empezó a oscurecer y rápidamente montamos el primer rapel para descender en busca de las otras estaciones y dejar fijas las cuerdas para comenzar la escalada un día después (ya sabíamos a esta altura que las cuerdas fijas que nos habían informado que allí encontraríamos, brillaban por su ausencia) .…entonces mi primer error: todos los días salía a escalar con mi lámpara frontal, digamos que es parte obligatoria del rack en la escalada de paredes altas, y ese día no había dejado de hacerlo, pero la había olvidado dentro del petate que dejamos en la base!

LA foto soñada
Foto J.C:Franco
Así que eso y nada era lo mismo, entonces aprovechando los últimos vestigios de luz, baje por la primera cuerda buscando la siguiente estación, pero a esa hora nada parece definirse bien y no la encontré, y viendo que el final de la cuerda se acababa y no podía hacer nada mas, le pedí a Hernán que me mandara la siguiente cuerda y así fue, creo que de una vez me mando dos cuerdas anudadas, las cuales tuve que anudar al cabo de cuerda de la mía, luego tuve que hacer una maniobra para pasar los nudos y seguir descendiendo, así que no encontré nada tampoco en los siguientes 60 metros y volví a pasar el siguiente nudo, esta era nuestra ultima cuerda y la maniobra debí hacerla en total oscuridad, claro, había luna creciente y eso daba cierto resplandor pero por su inclinación no me llegaba directamente, seguí descendiendo para entonces ya mas de 160 metros en línea recta con todas las tres cuerdas anudadas y esperando no ver el final de la cuerda sin tocar el piso porque eso me obligaría a ascender nuevamente los 180 metros que ya había bajado y regresar a la estación con mis compañeros a pasar la noche allí, bien mal preparados!!!, pero todo bien, las cuerdas alcanzaron y diría que sobraron unos metritos, la bajada de todos fue bien adrenalínica, (y digo todos porque ese día nos acompaño Jorge Briceño, un amigo samario que fue a visitarnos) pero a las 9 de la noche ya habíamos ido a darnos una buena cena y estábamos de nuevo en el Camp IV contando la historia.

Al día siguiente descansamos, hidratamos bien, comimos generosamente, y creo que nos mentalizamos para la Pared. La ansiedad asaltaba mis pensamientos, el año pasado durante la misma temporada, y durante lo que fue mi introducción a la escalada en Yosemite, fui testigo de la muerte de dos japoneses que escalaban The Nose y que por cierto eran muy buenos escaladores, incluso podría afirmar que escalaban mejor que yo, y quienas tras haber escalado mas del 90 % de la vía se convirtieron en victimas de una tormenta que transformó la pared en una enorme caída de agua congelada capaz de matar de hipotermia en minutos a quien no estuviera bien preparado.

Boulder en el Camp IV:
Cocaine Corner, V7

Foto J.C:Franco
Y realmente, Yo no sabia si estaba preparado para esto, tendría que aprender muchas técnicas para poder lograrlo y se me venían encima tantos días de trabajo duro que no sabría si física y mentalmente podría soportar; a pesar de haber escalado durante años, nunca es suficiente entrenar para El Capitán. Esta roca demanda muy buen estado físico y requiere dedicación y entendimiento, es una roca franca y de buena adherencia que acepta muy bien los empotres y las protecciones, y que exige un máximo de desempeño cardiovascular y mucha habilidad y creatividad en el uso de la protección y del equipo, además una cabeza muy “bien puesta” y muchas ganas de seguir para arriba!.
El despertador sonó a las 3:52 AM, habíamos quedado a las 4 pero cualquier minuto que ganáramos seria bueno para nosotros, rápido nos alistamos y manejamos unas dos millas hasta parquear en el valle justo debajo de El Capitán, caminamos hasta donde habíamos fijado el petate, no había señales de osos y Hernán muy hábilmente lo descolgó con un poco de mi ayuda, inmediatamente encontramos a pocos metros la cuerda que habíamos dejado fija y sin perder un minuto nos equipamos con guantes de artifo, escalerillas, ascendedores etc,..y un pequeño morral de asalto, con un par de litros de agua , comida para el día y la cámara de fotos.
Empezamos a ascender por la cuerda a eso de las 4:45 AM, y esta vez con la linterna no tuve problema en ir encontrando las estaciones intermedias, así que cada 50 o 60 metros llegábamos y halábamos el petate que en ese momento pesaría unos 50 kilos, créanme, no es fácil, demanda de mucha energía!…a las 9 AM estábamos recogiendo el petate en la ultima cuerda y empezando donde dos días atrás habíamos terminado, perfecto, era lo que habíamos planeado.
Tras un pequeño descanso y unos tragos de agua nos pusimos a escalar. Cometimos unos pequeños errores de interpretación en el mapa lo que nos hizo demorarnos un poco mas de lo normal con el manejo del petate, pero sobretodo debo confesar, que en ese comienzo mi falta de experiencia se hizo bastante notable, y creo que aunque manejaba el concepto no tenia muy clara la practica y eso sin duda retraso nuestra escalada.
La verdad fue un día de trabajo intenso, y aunque las visuales de la pared eran espectaculares, el estar atento a la protección de la cordada y lo azarados que íbamos no nos dio tiempo ni de comer, mucho menos de sacar la cámara, nuestras bocas estaban completamente secas, nos habíamos tomado el agua en la mañana y escalamos durante toda la tarde sin tomar nada, solo al llegar a las repisas, podríamos sacar el agua del fondo del petate.
Llegamos a Dolt Tower en el largo 11 a eso de las 7 de la noche, justo después del anochecer, allí habíamos pensado pasar la noche, pues según el súper mapa de Chris Mc Namara (que debo aceptar que es el mas detallado y certero de todos) encontraríamos allí una repisa natural cómoda para dos personas; efectivamente así fue, y esa primera noche ya instalados, comimos alguna que otra cosita y nos tomamos un te, pudimos hasta quitarnos los arneses y meternos en nuestros sacos de dormir cada uno en una pequeña repisa independiente, separadas entre si por un bloque en medio.

Impresionantes dimensiones
los Sequoias

Foto H.Wilke
Estábamos muy cansados pero no fue fácil dormir, la tarea había sido tan dura y los dedos me dolían tanto que yo tenia mas bien ganas de devolverme y dejar así. A eso de la madrugada me cogió el sueño y soy conciente de que fuimos perezosos y no nos levantamos hasta eso de las 7:30 AM. Empezamos a escalar a las 8 de la mañana, para entonces ya una cordada de dos súper escaladores nos había alcanzado y fue justo cuando estrenábamos el Poop tube, casi fue incomodo pero no logro serlo, estos tipos estaban escalando la Pared en un solo día, venían muy ligeros, con tan solo un poco de agua y muy poco abrigo así que pasaron por nuestro lado optimizando el máximo de su cuerda y hasta tiempo les dio para hacernos una foto…Inmediatamente después nos pusimos en marcha y a Hernán le toco el primer largo, un péndulo no muy difícil pero engañoso y truculento, además de una exposición severa diría yo, la verdad era mejor que no cometiera ningún error o la pagaríamos muy caro, menos mal, todo salio bien y una vez a salvo se dispuso a recoger el petate, así que debí asistir la maniobra pues el petate también había quedado expuesto a un gran péndulo al cual no debería ser sometido, y la maniobra pareció salir bien.
Esto se logra tensando una línea de seguridad entre el petate y la estación o directamente al arnés, mediante la cual suavemente se le va dando cuerda al petate hasta dejarlo completamente debajo del compañero que va a izarlo, pero una vez finalice y deje el petate debajo de Hernán, al recoger la línea de seguridad, esta hizo girar al petate y lo engancho levemente, así que tuve que halar un poco mas fuerte, el petate se balanceo demasiado y al soltar definitivamente la línea cogió impulso y se estrello contra la pared, ay! creo que me duele otra vez de solo pensarlo, inmediatamente el agua empezó a escurrirse por debajo del petate y a filtrarse en la fisura, yo rápidamente hice el péndulo y alcance a darme un par de tragos del hilo de agua que escurría, pero poco a poco el agua desapareció, no pude hacer nada!!!, mas tarde seria conciente de haber perdido el agua de un día entero, de nuestro ultimo día en la pared.

La escalada del segundo día fue un poco mas efectiva, aunque el sol tenia muy calientes las paredes, nos hicimos unos largos espectaculares y bien expuestos, la altura ya era considerable y estábamos bien ubicados con el mapa, recuerdo que al estar cerca del la estación del largo 18, a eso de las 4 de la tarde o tal vez un poco después, vi salir una bengala desde la pared y su posición no era muy lejana de donde yo me encontraba, era paralela en altura pero salio unos 50 metros a la derecha, ahí la pared tiene una arista muy pronunciada que no nos permitía ver que estaba pasando, pero al ver salir la segunda y la tercera, ya sabíamos que se trataba de un accidente en la pared, alguien estaba en problemas y necesitaba ser rescatado; no pasaron 15 minutos y el grupo de Búsqueda y Rescate estaba abajo tratando de comunicarse con la cordada en problemas, no era fácil si tenemos en cuenta de que ya teníamos mas de 600 metros escalados. Aunque usaban altavoz no podían oír bien lo que los accidentados les contestaban, así que se dirigieron a nosotros con su potente megáfono: “Climbers… on… the… Nose”, para entonces yo ya estaba halando el petate de una estación que no era de mi completa satisfacción y que me tenia un poco nervioso, Hernán venia barriendo y tenia una camisa roja se dirigieron nuevamente a el, solicitándole prender el radio en la frecuencia 911,”climber… in… red” “do …you …have… a… Handy?”, y apenas logramos colgar todo debajo del techo en donde arme la estación nos pusimos en comunicación con el grupo de rescate, Hernán les entendía perfecto, yo casi nada, 50 metros paralelo a nosotros, había un hombre en problemas, con fractura de brazo expuesta y quien por la hora de la tarde, debería pasar la noche allí, hasta que el grupo lograra entrar en helicóptero por la mañana, pero quedo claro que no podíamos ayudarles en nada, no teníamos contacto ni visual ni auditivo con la pareja así que momentos después seguimos escalando hacia uno de los traversos mas complicados de toda la vía y el cual comenzamos ya con poca luz…
Serian las 10 de la noche cuando conseguimos llegar al Camp IV, una repisa muy incomoda en donde escasamente cabe una persona sentada, estábamos cansados y llegar fue pura adrenalina, incluso algo de equipo tuvo que ser abandonado para no exponernos a caídas en péndulo que pudieran lesionarnos, pasos de travesía en libre, bloques sueltos gigantes, no muy buenas protecciones en la oscuridad, hacen que uno ponga la mente y el cuerpo a trabajar como una maquina. Acabamos exhaustos, no habíamos comido nada en todo el día y de la falta de energía, ni siquiera comimos, nada bueno, teníamos nuestros estómagos casi colapsados, muy reducidos. Debimos armar el Portaledge para pasar una noche un poco mas cómoda, realmente fue Hernán quien lo armo y aunque la roca era irregular y no quedo en el mejor lugar, algunas horas pudimos dormir y pasar una noche decente, aunque debo confesar que no se duerme casi nada. y el porta es una repisa donde exactamente caben dos personas y nada mas, así que toca darse mañas para acomodarse adentro con el arnés y la daissy anclados en la pared. Hicimos el conteo del agua y nos dimos cuenta que solo nos quedaban 2 y 1/2 litros, casi nada si teníamos en cuenta que aun faltaban varios de los largos mas difíciles de la ruta y que estábamos obligados a dormir una noche mas en la pared. Pase la noche entera viendo el hermoso cielo estrellado que solo es limitado por el corte de la pared vertical...puedo afirmar que hasta calor hizo.

Con la primera luz del día 3 nos pusimos en movimiento, incluso un poco antes de aclarar ya habíamos recogido el porta, habíamos preparado un delicioso te de menta que si no estoy mal acompañamos con un pedazo de queso y una barra energética, nada apetitosa por cierto, y enseguida comenzamos a escalar; no deja de ser extraño despertarse sobre una pared vertical, y no bien habiendo dado uno o dos pasitos en una pequeña repisa, ya uno esta otra vez encaramado con el hueco debajo de los pies, para entonces ya estaríamos sobre los 700 metros de altura. Ni bien yo estaba escalando y alcanzando la estación del largo 21 cuando empezó a retumbar en la pared el estrepitoso sonido del helicóptero de rescate que venia a sacar de la pared a la cordada en problemas; entonces pensé en que si yo había pasado una mala noche, el hombre al lado con su brazo partido y sin tiempo de haber llegado a una repisa la habría pasado mil veces peor. Yo estaba muy concentrado en escalar, así que no pude ver la maniobra de rescate, debió ser espectacular, digna de los Estados Unidos de Norteamérica, únicos con todos los juguetes para desplegar semejante ayuda profesional. Mi Amigo Hernán que me protegía en ese momento me explico que el rescate se había hecho en péndulo desde el helicóptero, así que un hombre muy valiente, se había descolgado del Helicóptero, este lo había penduleado hasta la pared, y rápidamente había cortado las cuerdas que unían a la victima con la pared y la había sustraído hacia el vacío, claro, esto en varios intentos y aproximaciones, pero cuando lo lograron, no debieron demorarse mas de treinta segundos en hacerlo. Así que esto estaba yendo realmente en serio. En el parque, el grupo de búsqueda y rescate esta muy bien montado, y trabajan allí los mas expertos escaladores, paramédicos, rescatistas y etc etc etc , estos hombres y mujeres son capaces de llegar casi a cualquier lugar, y harán lo que sea por salvarle la vida a una persona, pero ojo, esto no es gratis, en caso de tener que ser rescatado de una pared en Yosemite y de ser demostrado que no se estaba preparado ni se contaba con el equipo suficiente para salir por si mismo, el rescate puede terminar costando mas o menos USD 20.000, que deben ser pagados por los mismos escaladores.
Así que esa mañana antes de que el sol diera pleno, y ayudados por un gran diedro que nos cobijaba con su sombra, ya nos habíamos escalado los tres primeros largos, entre ellos el famoso Great Roof (Gran Techo), y la Pancake Flake. Tuve el honor de puntear esos largos y quiero aclarar que disfrute plenamente haciéndolos, la temperatura estaba muy agradable y sin sol se ahorra mucha batería y agua! Solo habíamos consumido medio litro hasta entonces… Esa mañana también, una pareja de escaladores que ascendían por la Triple Directa, otra de las vías del Capitán, que comparte los últimos largos con The Nose, y que venían apenas un par de largos debajo de nosotros, cometieron un error al petatear y la maleta giro sin control dejando escapar un camalot 3.5 y una botella de agua, no quiero ni imaginar la fuerza del impacto cuando se estrellaron contra el piso. Hernán, fue testigo de la mala maniobra y no dudo ni un segundo en ofrecerles un seguro como el que acababan de perder (necesario para seguir escalando) a cambio de un poco de agua!! Ellos agradecidos dijeron que si, pero nos separaban mas de 100 metros de altura así que no seria fácil hacer un intercambio, quedamos entonces de encontrarnos en el Camp V, unos largos mas arriba.
Los siguientes largos los hizo Hernán, me acuerdo que tampoco fueron nada fáciles y la pared se puso bastante incomoda, además con tanto calor no fue fácil, llegamos al campo V a eso de medio día, la pareja ni se asomaba y nuestra esperanza de intercambio de agua se empezaba a desvanecer, creo que ambos suplicábamos por encontrar agua al llegar al campo VI, la siguiente repisa donde pasaríamos la noche, y la verdad las suplicas fueron escuchadas pero no del todo. A eso de las tres de la tarde y solo habiendo bebido un litro y medio de agua entre los dos durante toda la extenuante jornada y con un calor endemoniado logramos llegar a la estación del Camp VI, una repisa cómoda para dos personas, pero que con el tiempo se ha convertido en un basurero; muchos escaladores inconscientes han pasado por allí, y han cagado, meado y depositado basura en la gruesa fisura que parte la repisa en dos dejando presente el nauseabundo hedor a excrementos humanos. La repisa es bastante lisa y expuesta al vacío, pero con espacio suficiente para nosotros y el petate. Por fin estábamos afinados, ya no perdíamos tiempo en maniobras de cuerda y éramos 100% mas eficientes que el primer día, pero aun faltaban casi 200 metros de la pared que ahora tenia mucha exposición, no teníamos casi nada de agua y estábamos a mas de 800 metros de la base donde días antes habíamos comenzado. La base estaba justo debajo de nosotros, es increíble como la pared es completamente vertical y en ese momento la situación era intimidante, casi, si uno deja caer algo, seguro se estrellara abajo muy cerca de los escaladores que escalan en su base, y cualquier distracción fácilmente podría convertirse en una catástrofe.
Allí tuve que enfrentarme a una de las pruebas de supervivencia que la pared tenia guardada para mi, al fin y al cabo yo venia a aprender, y la escalada de grandes paredes tiene muchas implicaciones. Recién llegue a la repisa, inmediatamente descubrí entre la grieta, una garrafa plástica llena de algo que parecía limonada. Me puse feliz, Dios había oído mis suplicas y me había encontrado tres litros de limonada que nos permitirían seguir escalando hasta encontrar la cima, rápidamente la destape pero inmediatamente sonó el gas comprimido que contenía la botella y un olor fétido inundo el lugar, hizo que casi me vomitara, así que la alegría se convirtió en tristeza y de un momento a otro volví a ser conciente de que seguíamos en problemas. Al llegar Hernán, le mostré la botella y el sin dudarlo se dio un trago del putrefacto liquido, pero casi tuvo que escupirlo todo pues su sabor era intolerable. Agotados, cansados y preocupados, decidimos descansar un rato y esperar a que el sol bajara un poco antes de cualquier acción. Revisamos en el botiquín de primeros auxilios a ver si de casualidad teníamos pastillas purificadoras de agua pero no habíamos llevado, y era difícil predecir que las necesitaríamos, así que no hubo mas remedio que hervir esa agua y prepáranos unas dos o tres tasas de te de menta para humectar nuestras bocas secas y recuperar algo del agua perdida durante la jornada.
Fue un momento miserable, pero eso nos dio la posibilidad de seguir escalando, la cuestión ya no era escalar por placer, era escalar para salir con vida y en ese momento uno no duda en hacer nada que pueda brindarle esa posibilidad.
A eso de las 5 :30 PM y después de tomar mi descompuesto te junto con un power gel, sentí que algo de energía volvía a mi cuerpo, así que decidí fijar el siguiente largo llamado Changing Corners, y que es uno de los mas difíciles de toda la vía, aliste mi frontal por si se hacia de noche y muy feliz pues el final ya no parecía estar tan lejos, empecé a escalar. Es un largo de unos 55 metros, y comienza con una fisura sólida para los empotradores y no requiere demasiada técnica, pero en su segunda mitad, la pared cambia y hay que cruzar una arista filosa para alcanzar una diminuta fisura donde escasamente caben off sets de uno o dos milímetros de ancho, y la verdad nuestro rack estaba bien nutrido de todo tipo de seguros para fisura, excepto de los diminutos Off Sets, así que pronto se terminaron los pocos que llevaba y la protección se puso cada vez mas complicada y expuesta, además la luz rápidamente empezó a faltar y las descargadas baterías bajas de mi linterna no me ayudaban para nada. En un momento, progresando sobre uno de esos diminutos fisureros y ya con todo mi peso puesto en la escalerilla y cerca del ultimo estribo, oí como la pieza se desplazaba hacia la parte exterior de la fisura y de un momento a otro se salio. En fracciones de segundo Yo estaba cayendo y arrancando los dos seguros anteriores que me protegían de una buena caída, el grito que metí debió ser escuchado hasta bastante lejos y recuerdo haber quedado boca abajo con la mirada directa hacia el vacío, en hora buena, el tercer seguro estaba muy bien colocado y a pesar de ser diminuto pues no media mas de 5 mm, detuvo mi caída…Ay los nervios estaban de punta pero decidí volver a intentar, y logre progresar un poco mas esta vez, pero nuevamente otro seguro fallo y esta vez me di un buen golpe en la pierna contra la arista filosa, así que eso menguo mis ganas de seguir adelante, sin embargo volví a intentarlo pero esta vez fue la linterna la que de un momento a otro se apago y quede casi completamente a oscuras lo cual no fue para nada divertido. Tuve que hacer alguna maniobra un poco expuesta para lograr bajarme y aunque me demore un rato, algo de trabajo había adelantado para el día siguiente. Los ánimos estaban bien y ya casi dábamos por coronado el ascenso, aunque también aprendí, que no se esta a salvo hasta que se regresa al carro.

El atardecer fue espectacular, algunas nubes en el occidente hicieron que el cielo tomara matices de diferentes colores entre azules profundos y rojos y anaranjados. Tomamos otro te de menta con agua podrida antes de tratar de dormir, había sido otro día que paso sin que sintiéramos ganas de comer. Es decir, no hacia falta comida, y teníamos de sobra diría yo, pero la falta de hidratación no dejaba que se activara el apetito. A las 8 PM ya estábamos dentro de los sacos de dormir; comenzó a ventear y el olor a mierda se hizo mas presente, la fisura debajo de nosotros emanaba ese olor putrefacto y ahora peor que antes nuestras bocas parecían hacerlo también, afortunadamente, el agua parecía no habernos hecho daño.
Me quede dormido al momento, desperté, sentí que había descansado, inmediatamente mire el reloj para saber si ya amanecería y que sorpresa cuando vi que apenas eran las 9 y pico de la noche, y que iba a hacer ???
Pase la noche en vela, Soplo el viento toda la noche. En la repisa el saco de dormir poco a poco se resbalaba hacia el vacío y yo debía recuperarme halando mi daissy chain que me mantenía unido a la roca. Es insoportable dormir “arneseado” pero creo que muy pocos serán capaces de quitarse el arnés allí. Vi como la luna casi llena y las estrellas a su alrededor salían detrás de la gigantesca pared, todo se movía lento, muy lento, eterno, una noche demasiado larga, esperando el amanecer para de una vez por todas hacer la jornada final hasta la cima.

El despertador no tuvo que sonar a las 5:45 AM porque yo ya estaba despierto, hace rato que oía a una cordada trabajando en la pared debajo de nosotros, casi no podía creer que hubieran madrugado tanto. Y aunque trate de levantar a Hernán animándolo para escalar antes de que saliera el sol, el me pidió un rato mas esperando un poco mas de luz, y como yo era conciente de que el largo había quedado incompleto y sabia la dificultad técnica a la que debía enfrentarse y el desgaste de los días anteriores, deje que descansara un poco mas. a eso de las 6:30 AM y con la primera luz, mientras ya nos preparábamos otro “peligroso” té, esta vez de mango con agua podrida, un escalador surgió de la ancha fisura y se anclo a nuestra desorganizada estación, venia con todas las pilas puestas, y se sorprendió un poco al ver lo relajados que estábamos, ahí nos enteramos de que las hermosas nubes del atardecer se habían convertido en tormenta y se dirigían velozmente hacia el valle, y por supuesto se estrellaría directamente contra El Capitán (no habíamos escuchado, por la gran distancia que nos separaba del Valle, a los del grupo de Búsqueda y Rescate anunciando: ¨Climbers… The… STORM…is…coming…!!!¨) . El escalador Ryan, de Colorado, un buen lector del cielo, tenia mucha prisa por salir de allí. Viendo que aun nos demorábamos un poco en alistar todo para comenzar, decidimos dejarlos pasar, lo que muy agradecidos aceptaron. Le contamos sobre la falta de agua y le dimos a oler lo que habíamos tomado, se compadeció y nos dejo tomar el medio litro de agua de su botella personal. Siguió escalando y al momento llego su compañero de cordada, quien antes de salir nos brindo otro buen trago de agua a cada uno. Usaron nuestros seguros emplazados ya en la pared para salir mas rápidamente, pero sin embargo la dificultad del largo los hizo demorarse y eso nos tuvo un buen rato a Hernán y a mi quietos en la repisa del Camp VI; allí, contemplábamos semiparalizados como la enorme masa de nubes se acercaba hacia nosotros oscureciendo el ambiente y eclipsando la luz del sol, y así, en cuestión de minutos ya no sonreíamos y escalábamos sin parar. Fue necesario equiparnos bien con chaquetas de goretex, que el viento a su vez nos trataba de arrancar. El viento frío de la noche se estrellaba ahora contra la roca y creaba un caos de corrientes que viajaban en todas las direcciones, todo el paisaje alrededor cambio, ya no era amable, la luz se redujo radicalmente y antes de que Hernán lograra finalizar el largo 29 a menos de cien metros de salir, vi como una nube espesa se dirigía directo contra nosotros y temiendo lo peor me cayeron los primeros copos de nieve. Al comienzo nevó suave, casi lo agradecí, por lo menos no era agua, de ser así, la suerte inmediatamente hubiera sido otra. La nieve no entrapaba, se hacia en montoncitos sobre mis hombros y sobre el petate, le suplique a la naturaleza que cediera, que amainara pero mas nubes seguían aproximándose y esta vez se veían peores, Mientras Hernán lo mas rápido que podía, punteaba los últimos largos mis recuerdos de lo del año pasado y mi imaginación se complementaron para auto pronosticarme lo peor: habíamos escalado el 95% de la pared mas alta y ahora enfrentábamos una tormenta que en pocos minutos podía matarnos de hipotermia. Sabia que en caso extremo tendría que armar nuevamente el portaledge, poner el fly, y meternos allí empapados a sobrevivir, pero el viento no iba a ayudar mucho para esta labor y la nieve iba hacia abajo, hacia arriba y hacia delante y atrás. Yo estaba aterrado, ya no solo era mi habilidad para salir de allí lo que contaba, ahora era cuestión del destino sobrevivir o no. Faltando tan solo un largo para terminar la escalada Hernán alcanzo a los amigos de Colorado, ya solo 60 metros nos separaban de la cima en el largo mas ¨facil¨ de A0 (de bolt en bolt), ellos ya casi terminaban y debimos pedirles el favor de que nos dejaran su cuerda fija en este ultimo largo. Fue una cuestión de supervivencia y ellos ni dudaron en ayudarnos, dejando su cuerda para ascender por ella en el largo mas desplomado de la vía y que tiene mil metros de vacío. Hernán rápidamente ascendió por la cuerda y desapareció entre la nube y las ráfagas de nieve, y quede ahí solo, aferrado al petate que utilizaba como aislante entre la pared helada y mi cuerpo, fue un momento de absoluta soledad, estaba allí, anclado a la roca, veía a los grupos de turistas que abajo en el valle parecían menos que pequeñísimas hormigas y que perplejos observaban la nube que golpeaba con fuerza las paredes mas altas del Capitán. Y me hubiera gustado que alguien se fijara en nosotros, pero la verdad, no había manera, la pared es tan alta que sin la ayuda de unos buenos binóculos o de algún telescopio es imposible diferenciar un escalador entre ese océano de roca cubierto en parte por esa oscura nube. Oí entonces a Hernán, quien ya estaba a unos metros de la cima, me dijo que ya podía soltar el petate y que ascendiera por la cuerda. En ese momento tuve que reunir todo el valor que me quedaba; al ser desplomada la pared, y ya estar limpia de los seguros que los demás habían utilizado para ascender, la cuerda pendía directa desde 50 o 60 metros mas arriba y en sentido lateral y negativo. Así que rápidamente me dispuse a soltar el petate, y como un preludio a lo que me tocaría hacer, lo deje ir hacia el vacío…vi como se alejaba de la pared y entraba entre las ráfagas de nieve que ahora estaban en su peor momento. El petate se alejo y regreso de nuevo en un péndulo no menor a 20 metros, la fuerza del viento lo empezó a hacer girar. Entonces era el momento, aliste los ascendedores con menos de un metro de cuerda sobrante, quiero decir que solo un pequeño cabo de cuerda de apenas unos 50 centímetros era lo que había debajo de mi segundo ascendedor, solté la cuerda de la estación y sentí como el peso de la misma ayudada por el viento me halaban hacia el vacío, y talvez sin siquiera pensarlo dos veces, abrí el ultimo mosquetón que me ayudaba a aferrarme a la estación en la pared y me deje ir hacia atrás.
Los siguientes 4 o 5 segundos fueron hacer un péndulo al vacío a casi mil metros de altura, con el viento enfurecido y la nieve viajando en todas direcciones, ahí debí haber matado otras cuantas lombrices!, y fue aterrador, aunque siempre estuve muy concentrado, no cabía en mente el pánico o el agotamiento, tenia que salir de allí sin cometer ningún error; y así me deje ir hasta el punto neutro del péndulo unos 20 metros separado del muro y regrese hasta la pared. El viento también me puso a girar, mientras ascendía por la cuerda dinámica en la cual pareciera que hay que hacer el doble de esfuerzo para avanzar. Los péndulos no cesaban, Yo iba y venia sin mucho control, como un muñeco de trapo colgando a merced de los elementos, aunque afortunadamente no alcanzaba a impactarme contra la pared. La visión que tenia cuando miraba hacia abajo eran mis pies, un cabo de cuerda que descontroladamente se agitaba por el viento y las escalerillas que parecía querían salir a volar. Los copos de nieve que venían golpeando de lado y que al acercarse a la pared se desordenaban, descubrían los remolinos que hacía el viento, haciendo que algunos subieran, otros se precipitaran hacia el vacío y otros golpearan contra la pared, todo esto en un termino cercano, después, allá abajo, entre la nube, el valle se dejaba entrever, ahora el río ya no brillaba, los árboles eran una masa oscura y no pude diferenciar entre la gente y pequeñas rocas y matas del paisaje. Confieso que no tuve muchas veces el valor de mirar hacia abajo, y mucho menos de realmente detallar, estaba luchando contra mi mismo, sentía que no le podía exigir mas a mi cuerpo y sin embargo no podía parar de ascender, y lo hice hasta que los brazos no pudieron mas, entonces pare, descanse resignado en mi daisy, abrace la cuerda y respire lo mas hondo que podía mientras el viento me mecía. Mire hacia arriba y vi a Hernán asomándose por la cornisa, estaba en medio de una borrasca y acababa de darse cuenta de que el Petate se había ido girando sobre mi cuerda así que estábamos medio enredados, ascendí un poco mas hasta la altura del petate y el mismo viento se encargo de acercarlo a mi, yo abatido me aferre a el, y esto me dio un poco de tranquilidad, y no se realmente porque, talvez al estar despegado de la pared, eso hacia de polo a tierra, así el también estuviera a merced del viento!. No tuve otro remedio que empezar a girar sobre mi mismo e ir girando el petate hacia el lado contrario, así que mientras penduleábamos íbamos además girando y rotando el uno al lado del otro, según Hernán visto desde arriba fue una maniobra espectacular, pero yo en ese momento no pensaba en nada mas que en salir de allí. Tuve que dar mas de diez vueltas para lograr desenredarlo, y una vez estuvo listo Hernán halo rápidamente el petate hasta la parte inferior de la cornisa desplomada, allí se trabo. Es normal que al halar un Petate este quede atrapado por un pequeño techo o por una saliente o un bloque, y ya nos había pasado muchas veces, pero me preguntaba Porque justo ahora??? pero ya no había angustia, una extraña calma parecía apoderarse de mi…se que me demore un buen rato ascendiendo la cuerda y una vez llegue arriba y destrabe al petate ya vi nuevamente a Hernán quien estaba muy cerca de mi, percibí que por fin, la pared cedía, volvía rápidamente a volverse positiva y solo unos metros arriba se veía la copa de un pino, el punto final, el árbol de la ultima estación, estábamos salvados, La Pared nos dejo pasar y una emoción gigante se apodero de nosotros.
Casi instantáneamente, y mas rápido de lo que llego, la nube fue barrida por el viento y limpio el cielo en cuestión de minutos, y allí estábamos nosotros, en la cima de El Capitán, el sol volvía a calentarnos, habíamos escalado “The Nose”, el sueño ha sido realizado.