CON LA COLABORACIÓN:
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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CON LA COLABORACIÓN:
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Expedición MAKALU 2008
Informe Final

             
   
   
         
   
9 de mayo - 6.600msnm.
   
   
Partimos hacia arriba Santiago Quintero y yo. Más temprano, han salido Carlos Soria, Ralf Dujmovits, Waldemar Niclevicz, Irivan Burda y muchos escaladores de otras expediciones. Nosotros, como es habitual ya, no somos de los más madrugadores.
Ascendemos pesados con todo lo necesario para nuestro summit push. El camino al Campo 2 ya es conocido y la escalada se desarrolla sin novedades.
   
         
   
   
   
Campo2
   
             
   
10 de mayo - 7.400msnm.
   
   
Seguimos nuestro ascenso hasta el Campo 3, en el Makalu La, el collado. A mitad de camino recogemos parte del depósito que hemos dejado allí una semana antes, cuando nos vimos obligados por el cansancio a montar allí nuestra tienda y dar así por finalizado nuestro proceso de aclimatación. Aparentemente Juanito Oiarzabal ha logrado la cumbre y desciende con los pies un poco “tocados” como dicen ellos, es decir que ha pasado más frío del recomendable en su vigesimosegunda cumbre de más de 8.000mnsm.
Con Santiago compartimos saco de dormir, lo que hace que no se pueda descansar mucho por las noches. Esto, sumado a que es muy poco lo que como, va minando mis fuerzas.
   
             
   
11 de mayo - 7.600msnm.
   
 
Un ascenso sencillo, pero a una altura ya considerable, llegamos al Campo 4, que montamos junto al de Carlos y Ralf. Descansamos toda la tarde y a las 11 PM hora de Nepal, partimos todos juntos hacia la cumbre. El frío es muy intenso. Rápidamente noto que algo no marcha bien conmigo. Siento demasiado frío en manos y pies y en general la energía no me acompaña. Carlos Soria, con sus 69 años y excelente condición física me adelanta sin detener ni aminorar el paso y pronto no es más que una luz en la distancia, mucho más arriba.
   
     
     
     
8.100m
     
         
   
Al rato también Ralf me alcanza y pasa, y cuando le comento que siento mucho frío me dice simplemente que hay que mantenerse en movimiento. Eso hago, pero no logro, aunque no dejo de mover dedos de pies y manos, que estos entren en calor. Duelen muchísimo, así que decido regresar al campamento, otra vez será. O no, pero algo tengo claro y es que, por un lado, no dejaré un dedo en esta montaña, y por otro, si no me siento fuerte apenas a una hora de haber comenzado, es mejor que abandone, ya que cuando me encuentre cerca a la cumbre necesitaré de muchísima energía para avanzar y más aun para regresar entero.
Sin dudarlo más pego la vuelta. A poco de estar descendiendo encuentro a Santiago, le deseo la mejor de las suertes y me comprometo a esperarlo en el Campo 4 a su regreso de la cumbre.
Ya en el campamento me meto al saco de Carlos (con Santiago hemos dejado el nuestro en el C3) y duermo plácidamente. No me arrepiento de mi decisión, al contrario, gozo del descanso y del calorcito. Habrá próximamente otra oportunidad, Fernando Gonzalez Rubio acaba de llegar al Campo Base luego de su exitosa escalada el Daulaghiri hace exactamente 10 días y se prepara para ascender.
Además, durante la tarde pasan por mi campo 3 escaladores vascos que me invitan a unir fuerzas por la noche para intentarlo. No estoy seguro, ya que recuerdo demasiado claro la falta de fuerzas de la noche anterior, pero quedamos en que si me siento mejor, subo hasta su campo, una hora más arriba del mío, a eso de la 1 de la mañana.
El primero en llegar por la tarde es Carlos Soria, siempre admirable su fortaleza. Viene con la cumbre en el bolsillo y aún tiene energía para alguna bromilla. Pasan varias horas antes de que aparezcan los próximos amigos, Waldemar e Irivan y, más atrás, Santiago. Le doy té y me cuenta rápidamente de la escalada. Está sumamente cansado, consecuencia de la larga escalada y la exposición a la inhumana altura. Pronto dormita, después de ingerir algo más de líquido.

   
             
   
   
   
8.150m
   
             
   
12 de mayo - 8450msnm.
   
   
Desde las 10 de la noche me dedico a preparar té, pero cada vez que saco la cabeza por la puerta de nuestra tienda de una sola capa de tela, me recibe la nieve y el viento en la cara. Así no me parece prudente salir. Sin embargo, me siento de nuevo fuerte y muy animado. No hace tanto frío, ya que no tengo puestos mis guantes y no siento que mis manos se congelen…
A medianoche veo una luz en la tienda de los vascos, al pie del serac. Esto me decide a salir como sea. En el peor de los casos, al llegar donde ellos tomaremos la decisión que corresponda. Si me toca regresar, al menos lo habré intentado. Salgo en medio de la nevada. No veo mucho, pero me siento muy motivado y la energía corre por mi cuerpo sin interrupciones. Con un poco de suerte, siempre necesaria en estos menesteres, tengo una buena chance de realizar una satisfactoria escalada.
Una hora después estoy en el campamento vasco. No parecen muy decididos a salir. La verdad es que el clima no ayuda demasiado. Pasada una hora, Carlos es el único dispuesto a arrancar, asique sin más partimos en la noche hacia arriba.
Al comienzo seguimos las cuerdas fijas, lo que hace más sencillo el avance. Pasamos aún otro campo, el de Dennis Urukbo, quien nos dice que saldrá una media hora atrás nuestro.
Una vez superado el serac, debemos escalar un campo de nieve inmenso. Entre las nubes y la ventisca, vemos a veces unas luces más arriba.
Pienso mucho en mi hija en la monotonía del avance por la nieve, y le pido que me regale una estrella que nos guíe en la oscuridad, que despeje el cielo cubierto para poder ubicarnos. El estado de conciencia comienza a cambiar, la percepción es distinta a la de allí abajo, llevo ya dos días en lo que Messner ha dado en llamar la Zona de la Muerte. Valentina, mi retoño, me envía no una; miles, millones de estrellas que iluminan el firmamento y nuestros pasos. Pero hay una más brillante. Parece un planeta. Y se ubica de tal manera que parece guiar nuestros pasos. A tal punto que Carlos me dice en un momento que debe de ser un escalador bastante más arriba…Podemos ahora divisar la cumbre y el couloir que nos conducirá a la arista somital.
Con el cielo despejado llega también un despiadado frío que nos cala hasta los huesos. Avanzamos sin detenernos mientras lentamente comienza a amanecer. La magia de los colores hace que cada dos por tres le diga a Carlos que mire atrás al horizonte, que cambia segundo a segundo. Casi alcanzamos a los dos escaladores que nos preceden cuando decido parar unos minutos a tomar unas fotografías y hacer del cuerpo, tarea nada sencilla a estas alturas, ya hemos superado los 8.000msnm.

   
             
   
   
   
Vientos antes de la cima
   
             
   
Continuamos y en el couloir alcanzamos a los dos primeros, Peter, de suiza y Lila, un Sherpa. Paso por unos momentos adelante en el mixto que debe conducirnos a la arista somital. El sol ha quedado oculto por el couloir, así que nuevamente me acosa el frío. Escalo deteniéndome solamente lo que mis torturados pulmones me obligan, la densidad del aire es cada vez menor. Me concentro en respirar usando todos mis pulmones y no permitir que el gélido aire entre por mi boca, solo por mi nariz. Un paso una inhalación enorme. Otro paso, otra inmensa inhalación.
Escalamos y escalamos. Se acaban las cuerdas y aún no parece que nos acerquemos a la arista. Sin embargo, no puede ya faltar mucho.
Cuando al fin llego a la arista, y con ello a los preciados rayos solares, me detengo a tomar unas fotos hacia abajo a los que suben. Unos días después serían la alegría de Peter, ya que se dimensiona la verticalidad y el tremendo esfuerzo que hace mientras escala.
Desde allí la cumbre, al fin, es un hecho. Estamos ya a 8.400 msnm, solo faltan unos 50m. Primero avanzamos por un terreno sencillo de nieve. Luego escalamos la ante cumbre. Por suerte están las cuerdas coreanas, sino sería bastante más arriesgado. Más allá hay que traversear por unas rampas inclinadas y ya divisamos la cima. Llegan primero Peter y Lila. Mientras toman fotos esperamos en el viento, en la cumbre no cabe mucha gente…
Luego nos relevamos. Filmo un poco, abrazo a Carlos, es su primer cumbre de 8.000 msnm y está muy contento. No faltan las lágrimas de emoción. Fotos con las banderas de los colaboradores y con las de mis dos patrias. Los minutos pasan rápido. Carlos tiene un radio, compartimos la alegría con los amigos en el Campo Base. Quisiera llamar a la familia, a los amigos, pero no tenemos teléfono satelital. No lo sé, pero Fernando y Santiago se están ocupando de ello. Comenzamos el descenso.
   
             
   
20 de mayo 5.800mnsm.
       
   
Desde la cumbre a nuestro Campo 4 descendimos sin mayores novedades. Cansados y felices.
Una vez en la tienda comenzó para mí una epopeya inesperada. Santiago era víctima de una mezcla de cansancio extremo y comienzo de edema cerebral que lo tenía casi postrado, falto de coordinación y sin iniciativa para realizar el obligado Descenso a la Vida.
   
     
           
           
         
   
Hoy estoy solo en el Campo Base. Santiago ha sido evacuado en helicóptero y estará recuperándose en Katmandú. Por su parte, Fernando ha subido hacia la cima, y llevo tres días sin noticias. Si no coronó ayer, debe de estar haciéndolo hoy. Estaba ya aclimatado de su escalada al Daulaghiri y, como siempre, motivado y fuerte. Formó cordada con Joao García, compañero ya de otras escaladas, y cuenta con la infraestructura que dejamos montada con Santiago, especialmente el Campo 4.
Yo he subido ayer al Campo 2 a retirar el campamento ya que no será ya de utilidad para Fernando. Lo hice en compañía de Passang Sherpa, ya que había que cruzar una zona de grietas que prefería no intentar sin la seguridad de una cuerda y un compañero amarrado a ella. Físicamente estoy bien, anímicamente es duro estar aquí abajo prácticamente solo, esperando buenas nuevas de mi compañero. Como y descanso a más no poder, mientras espero su regreso y con ello nuestra partida hacia Colombia.
Mientras termino de escribir estas líneas, llega Passang y me cuenta que anoche ha fallecido un sherpa en el Campo 4, víctima del cansancio. Había mejorado con el uso del oxígeno durante la noche, pero al acabarse la botella no resistió más. Tenía dos hijos en el hermoso lago de Pokhara. De alguna manera, aunque no lo conocía, se ha ido un amigo, fuerte, amigable y alegre como sus hermanos de raza, quienes partieron en la fría noche valerosamente hacia arriba cuando con Santiago necesitábamos de su invaluable ayuda.

Hernán Wilke
Expedicionario.

   
             
   
Colombia en las Cimas del Mundo, MAKALU 2008, patrocinada por CAFAM, DHL y El Espectador.
Con la colaboración de Viajes y Aventura, Neptuno, Gran Pared, Café y Crepes, Julbo y MonoDedo Colombia.

   
             
       


Regreso al Campo Base

             
   
14 de Mayo de 2008...
Después de un largo día de angustia, recibimos alfin la tan esperada llamada de Hernán desde el Campo Base (Quien se convierte así en el Primer Argentino en la cumbre del Makalu).
El día de ayer, Santiago Quintero presentó los síntomas de un edema cerebral cuando aún se encontraban a 7.400msnm.
Gracias a los esfuerzos de Hernán, unos Sherpas y un par de expedicionarios que le proporcionaron oxígeno a esta altura, hoy Santiago se encuentra estable en el Campo Base con sus companeros.

Próximamente un informe completo desde el base del Makalú.

   
   
   
 

¡Cumbre! al Makalu (8.465 m)

             
   
Hoy 12 de mayo a la madrugada, hora colombiana, recibimos la noticia que Hernán Wilke había logrado la cumbre del Makalu. Ayer sus compañeros Santiago Quintero y Carlos Soria, lograron también llegar a ella.
Felicitaciones.
¡Espere próximamente su informe de cumbre!
   
   
   
 

Expedición MAKALU 2008
Segundo Informe.

             
       
         
   
Gracias a la generosidad de Ralf Dujmovits y a su tecnología, envío este informe desde el Campo Base del Makalu, a 5.600 msnm.
Ha habido varios sucesos dignos de mención desde mi última comunicación, no todos ellos felices.
   
         
 
El abandono, forzado por un edema de pulmón, de Marcos González de esta expedición es definitivamente el más triste. Marcos demostró ser un excelente compañero y un fuerte montañero, pero el rápido ascenso en helicóptero a 4800 m y la posterior subida al Campo Base a 5600 m, le causó el edema que obligó su descenso.
   
           
             
   
El vuelo en helicóptero al Campo Hilary merece mención aparte, ya que casi nos mata del susto cuando el viejo aparato ruso reboto fuertemente tres veces contra las piedras antes de quedar quieto. Peor suerte tuvieron los amigos vascos del siguiente vuelo, entre ellos Juanito Oiarzabal, ya que, al segundo rebote, el helicóptero perdió totalmente el control y casi vuelca, quedando completamente inutilizable. Este accidente causó que nuestro equipo personal quedara en Lukla, fuera luego trasladado en helicópteros más pequeños a otro sitio, cargado de ahí en adelante por porteadores y aún no llega completo al Campo Base.
 
     
     
   
Sin embargo, he bajado hoy del campo 1, hasta donde subí con Santiago Quintero, Waldemar Niclevicz e Irivan Burda, recorriendo el camino, largo pero seguro, que los amigos brasileros conocían del año pasado.
Con crampones prestados por Dennis Urukbo y botas de cuero. No estaba muy bien equipado, pero he logrado ganar altura, lo que es muy importante para mi proceso de aclimatación.
Pasamos una noche a 6100m en un campamento intermedio y al otro día subimos a 6600m, donde instalamos nuestro C1 (C2 para la mayoría por aquí). Con unos - 20 grados centígrados dentro de nuestra tienda, creo que nunca había pasado tanto frio. Toda la noche estuve masajeándome los helados pies y temiendo que nuestra carpa fuera arrancada del piso por el fortísimo viento. Es un deporte definitivamente sacrificado el nuestro...
   
 
Esta mañana decidí bajar al CB, mis compañeros permanecieron arriba. Aquí disfruto de mi carpa personal y comida caliente en una mesa.
Si el clima nos sigue acompañando, el plan es subir a montar el C2 a 7400 m, para lo cual aún debemos escalar una pared de hielo y roca y alcanzar el "Makalu La", el collado famoso por sus terribles vientos.
   
       
       
             
   

Mi idea original era dormir allí al menos 2 noches, pero Carlos Soria, con su infinita experiencia y generosa amistad, me recomienda no perder energía intentando dormir tan alto tantas noches. Amanecerá y veremos...

   
             
   
Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a los que colaboran con este proyecto: a Viajes y Aventuras por el apoyo y la difusión de la escalada en Colombia, a Promotora Neptuno por ayudarme a darle media vuelta al mundo, a Gran Pared, el muro mas alto de Colombia, al Café y Crepes, el café de los que aman las montañas, a Julbo, definitivamente las mejores gafas para los montanistas y a Fernando Gonzalez Rubio por su permanente y contagiosa energía.
Quien, mientras escribo estas líneas, debe estar próximo a coronar su séptimo ocho mil, el Daulaghiri, según nos informo vía teléfono satelital de los avances de su proyecto "Colombia en las Cimas del Mundo".
Y a mi familia por la confianza y el amor, y a todos los amigos que ayudan siempre a creer y soñar con grandes proyectos como este.

Hernán Wilke
Expedicionario.

   
             
             
   
   

Expedición MAKALU 2008
Primer Informe.

             
   
Katmandú, 14 de abril 2008.
       
   
Después de más de 48 horas en aeropuertos y aviones he al fin arribado a Katmandú, donde personal de la agencia Thamserku me esperaba. Al llegar al hotel tuve la gran alegría de encontrarme con mi buen amigo Santiago Quintero, quien ya se encontraba allí hace casi una semana. Era el día del año nuevo nepalí, así que la ciudad estaba más caótica de lo habitual, con mucha gente en las calles y mucha alegría.
 
     
Katmandú
           
   
Al día siguiente llegan Marcos González de Colombia y los brasileros del team, Irivan Burda y Waldemar Niclevicz.
Ya estamos todos reunidos, hemos entregado la documentación y el dinero necesario para gestionar el permiso ante el gobierno para ascender nuestra montaña y nos dedicamos a empacar todo para el viaje en avioneta a Lukla y a comprar las últimas cosas necesarias.
   
         
   
   
   
Ojos de Budha
   
   
   
 
Hoy nos visito la señora Hawley, quien lleva el registro de las ascensiones a los picos de más de 8000 msnm desde hace más de 30 años. Ella ha entrevistado a todos los grandes escaladores que han pasado por aquí así que fue muy emocionante compartir unos minutos con ella, y más que nos visito personalmente en nuestro hotel.
   
           
         
   
   
   
El Everest desde la avioneta
   
             
   
Lukla, 18 de abril 2008.
       
   
El vuelo a Lukla ha sido muy emocionante, primero porque al fin partimos hacia las montañas, y segundo porque pudimos ver el monte Everest, donde Mónica, mi esposa, alcanzó el punto más alto del planeta el año pasado, y segundo porque a su lado apreciamos el Makalu, nuestro objetivo para esta temporada. El aterrizaje no deja de alborotar las tripas, en una pista que cuelga en el valle y que tiene solo unos 200 metros de largo, no tiene torre de control y sí un parapeto de roca al finalizar contra la montaña misma.
Aquí, ya instalado en el “lodge”, estaba Carlos Soria, con quien me une una linda amistad desde el año pasado, en que compartimos expedición al Broad Peak. Lo acompaña nuevamente Rafael de la Coba, así que me siento rodeado de buenos amigos.
 
     
Vuelo hacia Luckla
           
     
     
Luckla
   
El experimentado Ralf Dujmovitz, de la Selva Negra alemana, es el último de los escaladores que conforman el grupo con quien compartiré en esta expedición el permiso y la logística necesaria para vivir durante más de un mes en el Campo Base.
Lukla es un pueblito a 2.800msnm, en la ladera de la montaña, con casas de piedra, “lodges”, para los visitantes y una sola calle, sin ni un carro ni una sola motocicleta, lo que contrasta notablemente con el ruidoso y contaminado Katmandú.
Desde aquí parten las expediciones al Everest, al Makalu y a muchas otras montañas, lo que hace que tenga constante movimiento de escaladores y caminantes.
   
    Mañana, según nos confirma la gente de la agencia, esta confirmado el vuelo en helicóptero al Campo Hillary, ubicado al pie de la montaña, a unos 4.600msnm.    
     
       
       
       
       
       
Libro Messner
       
             
   

A todos los que apoyaron en este proyecto, mi sincero agradecimiento.
Estaremos, en la medida que la tecnología lo haga posible, informando los avances de nuestra escalada.
Un caluroso saludo a todos ustedes,

Hernán Wilke
Expedicionario
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